Nacida en cuna cristiana, padres que desde pequeña fueron intencionales en enseñarme al amor de Jesús y las historias de la Biblia, sin embargo, como en la vida de todo cristiano llega el tiempo de decidir genuinamente seguir a Cristo y entregar por completo la vida a Él. Ese momento decisivo fue para mi la pandemia, en medio de muchas preguntas, incertidumbre de mi futuro e incluso de quien era yo, le dije a Dios "Quiero vivir al Dios que por años me han enseñado, quiero vivirte y no solo leerte en la Biblia, por favor, muéstrame quien eres tu, estoy dispuesta." En ese momento de mi vida no tenía nada que perder, ¿por qué no intentarlo? ¿por qué no darle la oportunidad a Dios?, bueno, el haberme hecho esas dos preguntas me llevó a tomar la decisión que cambiaría mi vida para siempre. Puedo decir que desde que conozco parte del corazón de Dios y me vi absorbida por su amor y gracia, no he encontrado plenitud ni propósito en otra cosa que no sea hablar de Jesús.

 

A raíz de este proceso Dios plantó en mi corazón la pasión por atraer jóvenes, por mostrar a ellos el verdadero sentido de Jesús y que el mayor deseo de Dios es tener una relación, una intimidad con cada persona, reflejando así un estilo de vida que muestre el maravilloso sacrificio de Jesús en la cruz. A raíz de esta pasión nace la idea de "Aprendiendo a Vivir", en mi permanecía el pensamiento "Señor, ¿Cómo vivir una vida con propósito guiada por ti?", y Él contestó: "Mira mi Palabra y ponla por obra, toma mi mano y obedece, así llegarás al lugar al que he destinado que llegues."